Carlos Bianchi fue como jugador uno de los goleadores más letales de la historia del fútbol argentino. Convertir era su función, su combustible, pero uno de sus goles, el segundo de sus 369 en Primera, fue quizá el que menos alegrías le deparó: fue el que le hizo a River el 14 de julio de 1968 con el que le cortó a Amadeo Carrizo, su ídolo, el récord de 769 minutos sin recibir goles que había alcanzado justamente en ese partido.
El gol fue de cabeza y fue el impulso con el que Vélez dio vuelta el partido que había empezado perdiendo con River y que terminó por ganar por 2 a 1.
Aquel campeonato, el del Nacional 1968, fue ganado justamente por Vélez y River terminó como subcampeón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario