Cuatro etapas en River a pura habilidad le alcanzaron y sobraron a Ariel Arnaldo Ortega para consagrarse como uno de los máximos ídolos del club "millonario", pero sus inmensas cualidades técnicas le valieron varios llamados a la Selección Nacional y el reconocimiento respetuoso de todo el ambiente. Siendo una fiel expresión del talento natural reforzado desde sus inicios en el potrero, el oriundo de Ledesma le dice "adiós" a la actividad y el público se pone de pie para regalarle su merecida última ovación.
Su primera aparición en la Primera División fue el 14 de diciembre de 1991 ante Platense, de la mano de la personalidad que finalmente le "prestó" el Monumental para ratificar por enésima ocasión el idilio con la multitud: Daniel Alberto Passarella, quien fuera su "padre futbolístico", aunque hubiera vaivenes en la relación. Con su talento, gambeta, desfachatez y chispa en cada terreno de juego, se ganó la admiración de los simpatizantes y rápidamente festejaba el título del Torneo Apertura de dicha temporada.
Fueron en total 10 lauros conseguidos entre sus estadías por River, Parma, Newell's Old Boys y combinado "albiceleste" juvenil, aunque el cariño principal fue por parte de los hinchas de la "Banda", quienes inmacularon su figura con el paso de los años y lo pusieron en el pedestal de la galería de los personajes más destacados de la historia del club que lo vio nacer, desarrollarse y brillar.
Entre bonitos goles, asistencias varias, millones de quiebres de cintura, momentos de satisfacción, desempeños personales rutilantes y alegrías ante Boca, el "Burrito" fue poblando la vitrina del equipo con logros espectaculares e indiscutidos: levantó elTorneo Apertura 1993, Torneo Apertura 1994, Torneo Apertura 1996, Copa Libertadores 1996, Torneo Clausura 2002 y Torneo Clausura 2008 con la prenda que mejor le calzó a lo largo de su trayectoria. Pero además, enalteció su trascendencia con el transcurrir del tiempo y se proclamó como un valor inolvidable por sus condiciones técnicas y morales.
Pese a compartir espacio, época y planteles con otros tremendos futbolistas como Enzo Francescoli, Julio Cruz, Pablo Aimar, Javier Saviola, Santiago Solari, Marcelo Gallardo, Hernán Crespo, Germán Burgos y Juan Pablo Ángel, entre otros "monstruos", Ortega se ganó un lugar de lujo y privilegiado en el corazón y sentir de los fanáticos del "Millonario". Y tal fue el afecto entre las partes, que Ortega pasó a ser, merecidamente,otro sinónimo de River.
Como tantos otros "cracks" surgidos de la cantera nacional, el jujeño continuó su trayectoria profesional en el Viejo Continente, más precisamente en el Valencia de España, la Sampdoria de Italia, el Parma (donde obtuvo la Supercopa del país) y Fenerbahce de Turquía, tal vez el error más evidente de su brillante carrera, ya que no "soportó" la vida en un territorio diferente al suyo y decidió escapar sin previo aviso.
Recaló en Newell's Old Boys, la institución que destrabó el conflicto con la FIFA para sacarlo del "exilio deportivo" y allí, como no podía ser de otra manera, hizo lo que fue costumbre en su vida: goles, enamorar al pueblo rosarino y hasta darse el gusto de anunciar una vuelta olímpica en el Torneo Apertura 2004, con Américo Rubén Gallego como entrenador.
El "Burrito", que defendió en 87 oportunidades la camiseta del seleccionado argentino y anotó 17 goles (estuvo en las Copas del Mundo Estados Unidos 1994 -en reemplazo de Diego Maradona-, Francia 1998 y Corea-Japón 2002), regresó a River con la intención de renovar el amor de los hinchas y aportarle lo de siempre al equipo. Lamentablemente, prácticamente al mismo tiempo, los inconvenientes de índole personal atentaron contra su nuevo esplendor, aunque no impidieron la celebración del lauro que consiguió con Diego Simeone en el banco de suplentes, increíblemente el último que abrazara "su" club.
El "Burrito", que defendió en 87 oportunidades la camiseta del seleccionado argentino y anotó 17 goles (estuvo en las Copas del Mundo Estados Unidos 1994 -en reemplazo de Diego Maradona-, Francia 1998 y Corea-Japón 2002), regresó a River con la intención de renovar el amor de los hinchas y aportarle lo de siempre al equipo. Lamentablemente, prácticamente al mismo tiempo, los inconvenientes de índole personal atentaron contra su nuevo esplendor, aunque no impidieron la celebración del lauro que consiguió con Diego Simeone en el banco de suplentes, increíblemente el último que abrazara "su" club.
Ya bastante "veterano", en River tal vez "le dieron la espalda" los diversos entrenadores, por razones de su intimidad. El "Cholo" permitió la cesión a Independiente Rivadavia de Mendoza, Juan José López prefirió prescindir de sus servicios en el "maldito" Torneo Clausura 2011 que finalizó con el descenso y tampoco Matías Almeyda le dio la bienvenida para jugar en la Segunda División. Se fue a All Boys, primero, y Defensores de Belgrano, después, pero reconfirmó que su verdadero y auténtico nivel sólo era posible con la "Banda" que le cruzaba el alma.
En todo momento agradecido al conjunto que albergó sus sueños de ser alguien importante, le propinó el espaldarazo para convertirse en una "estrella" internacional y que disfrutó tantas veces de su estilo único, Ortega anunció el 9 de agosto de 2012 su decisión de alejarse definitivamente de las canchas. Sin embargo, a pesar de sus funciones iniciales de despedida en San Juan, Jujuy y otros destinos del mundo, recién hoy llegó la tarde imaginada desde hace un largo tiempo: pisará el Antonio Vespucio Liberti una vez más, con 60 mil personas coreando su nombre y agradeciendo tantas sonrisas, pero también avisando que nunca podrán olvidarlo y que lo van a querer hasta el final de sus vidas...¡Hasta siempre, querido Burrito!
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